Faro de Vigo, 5 de Abril de 2019
El peritaje concluye que el diseño de plataforma no consideró los esfuerzos provocados por oleaje y buques
Las operaciones de la autopista del mar afrontarán dos meses de obras por su problemática plataforma de embarque. Desde que se estrenó hace poco más de dos años, los arreglos de urgencia han sido una constante en una rampa que se diferencia del resto de las existentes en la terminal Ro-Ro, por su flotabilidad. Cansado de efectuar reparaciones ineficientes que comienzan a sumar muchos miles de euros, el Puerto encargó un peritaje que confirma sus sospechas de que el origen de la abultada secuencia de averías estaría en un diseño erróneo al no haber tenido en cuenta «los esfuerzos» que soportaría la estructura por efecto del oleaje y los buques. Siguiendo las recomendaciones de este estudio técnico, ahora la Autoridad Portuaria ejecutará una serie de «mejoras estructurales» dirigidas a poner fin a este quebradero de cabeza y con cuidado de afectar «lo mínimo posible» a las escalas de Suardiaz.
En la presentación de la «Rampa 7» se había hecho mucho hincapié en la ventaja operativa que ofrece su sistema de lastre que la nivela con la plataforma de popa de los barcos en cualquier condición de marea por muy acentuada que sea la alta o la baja. Costó 2,9 millones de fondos comunitarios del programa Ten-T procedentes de una partida repartida con el otro puerto francés que une la autopista, Nantes-Saint Nazaire. En cambio, mientras la infraestructura ejecutada por Vulcano -actuando de auxiliar de la adjudicataria Comsa- falló nada más estrenarse en octubre de 2016, en la estrenada dos años antes por la terminal francesa, igual de flotante y movible, los barcos de la naviera española nunca sufrieron contratiempos con sus cargas o descargas ni cierres por arreglos.
Configurada como unión a tierra de un atraque formado por la alineación de cuatro «duques de alba», en Praza da Estrela nunca se explayaron sobre el deficiente funcionamiento de esta rampa en parte para no perjudicar la imagen del astillero de Teis que entonces, y ahora, atravesaba serias dificultades. Y hasta el pasado verano, cuando se cerró un mes para la enésima reparación, todavía confiaba en que esta sería la última. Se equivocó por completo. Tanto que desde octubre, cuando encargó a Aquática Ingeniería un estudio sobre las posibles mejoras estructurales, ya realizó varias actuaciones de urgencia, como sucedió a primeros de marzo cuando se rompió una de las sujeciones de los pilotes en pleno embarque de vehículos PSA en el Suar Vigo.
En su diagnóstico, la ingeniería contratada ofrece explicaciones esclarecedoras sobre la causa del «excesivo desgaste» que padece la estructura, las palabras que empleó el presidente Enrique López Veiga, para defender la mejoras licitadas en 207.000 euros. Concluye que «desde el punto de vista del comportamiento de la rampa frente a cargas transversales se ha asimilado que solo puede ser movida por el viento, no considerando los esfuerzos provocados por el efecto del oleaje ni del buque». Una decisión imperdonable a tenor de los argumentos que ofrecen estos peritos al entender que «esta acción del oleaje se ha observado como determinante por ser capaz de mover la rampa en estudio en las tres direcciones del espacio lo que provoca, además de desplazamientos transversales, giros de la misma».
Por estos movimientos transversales, añaden, resulta «visible» el desgaste excesivo que presentan elementos claves en la configuración de la estructura ubicado en el extremo de recinto orientado hacia O Berbés. «Tanto en el pilote como en el rodillo y la chapa de apoyo de la rampa sobre el estribo», explican, las holguras alcanzan de 11 a 50 centímetros.
Para solventar estas deficiencias plantean tres acciones. Consisten en flexibilizar las uniones de la plataforma a tierra con defensas elásticas que reduzcan el esfuerzo de impacto; añadir un segundo pilote para distribuir las fuerzas; y limitar la holgura longitudinal de la rampa para paliar el avance del desgaste.
Durante los meses que duren estos trabajos, la adjudicataria deberá acometerlos «afectando lo mínimo posible a la operatividad de la autopista», subraya López Veiga. Por su argumentación parece haber asumido que esta infraestructura «nos exigirá mucho mantenimiento».
